La leishmaniosis es una enfermedad causada por un parásito llamado Leishmania infantum. Se transmite a través de una especie concreta de insecto, parecido a un mosquito: el flebotomo. Dadas las características del clima mediterráneo, este insecto está extendido por nuestra geografía, lo que facilita el contagio de la leishmaniosis.
Esta enfermedad puede afectar a cualquier perro, sin importar la raza o la edad, y se encuentran casos tanto en zonas rurales como en ciudades, aunque es cierto que la proximidad de áreas donde el mosquito puede vivir (campo, zonas boscosas y húmedas, parques y jardines…) puede incrementar las posibilidades de entrar en contacto con el insecto.
Es una enfermedad que se presenta de muchas maneras diferentes. Las más comunes son las siguientes:
- Problemas de piel: alopecias alrededor de los ojos/orejas/hocico, caspa, mala calidad del pelaje, o uñas excesivamente largas.
- Cicatrización: pequeñas heridas que nunca acaban de cerrar bien, úlceras o sangrado de la nariz.
- Sangre: anemia (encías pálidas)
- Riñones: a veces se acompaña de una insuficiencia renal, hecho que dificulta el tratamiento y añade síntomas al cuadro, como puede ser el aumento del consumo de agua y la micción.
- Artritis: puede producir cojeras.
- Ojos: inflamación de la cámara anterior del ojo.
El diagnóstico puede suponer un reto. Existen tests rápidos, fáciles de usar y que dan el resultado en unos minutos. Cuando el resultado es positivo nos encaminan en el diagnóstico de la enfermedad, pero en algunos casos podemos obtener un falso negativo y será necesario hacer otras pruebas para llegar al diagnóstico definitivo (analíticas con título de anticuerpos, PCR, etc.).
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Una vez diagnosticada la enfermedad se instaura el tratamiento y, tras el tratamiento inicial, pasamos a un tratamiento de mantenimiento. Hacemos revisiones periódicas para asegurarnos de que todo va bien y de que no hay una recaída, porque, desafortunadamente, en algunos casos la enfermedad vuelve a aparecer (las razones por las que esto sucede son varias: resistencias a los tratamientos, existencia de otras enfermedades y respuestas inmunitarias del paciente que no son las adecuadas).
Hay ciertas medidas preventivas que ayudan a evitar el contagio:
- Collar repelente de flebotomos (no todos los collares sirven como repelente del flebotomo).
- Evitar paseos cerca de las áreas con charcos o agua estancada, especialmente en las horas del amanecer y el atardecer.
Medidas para reducir la posibilidad de sufrir enfermedad en caso de ser infectado:
- Vacunación contra leishmania.
- Jarabe inmunomodulador.
En caso de sospechar de esta enfermedad (si notas que tu perro está perdiendo peso aunque come bien, hay diarreas descontroladas, intolerancia al ejercicio, mal aspecto del pelaje…), te aconsejamos concertar una visita en nuestro centro veterinario de Sant Gervasi en Barcelona para realizar un examen. Mediante la exploración y los datos recopiados, se determinará si hace falta realizar más pruebas complementarias para descartar este proceso.
Aunque la enfermedad es grave, un tratamiento adecuado y realizado a tiempo será exitoso en muchos casos.